El poder de "todavía"
“Si los padres y madres quieren hacerle un regalo a sus hijos, lo mejor que pueden hacer es enseñarles a buscar el desafío, a intrigarse por los errores, a disfrutar el esfuerzo y a seguir aprendiendo. Así, los niños no son esclavos de los elogios de otr@s. Tienen una vida entera para construir y reparar su propia confianza.” Carol Dweck
¡Qué inteligente eres! ¡Tienes un talento innato para el dibujo! Frases que decimos y escuchamos una y otra vez. Son casi innatas y es que hacen sentir bien. Sin embargo, estudios han demostrado que el lenguaje que usamos tiene un impacto importante sobre cómo perciben nuestr@s niñ@s sus talentos y habilidades.
Carol Dweck, psicóloga de la Universidad de Stanford, ha estudiado muchísimo el tema y dice que hay dos tipos de mentalidades: mentalidad fija y mentalidad de crecimiento.
Mentalidad Fija: Creer que la inteligencia y habilidades vienen determinadas y no se pueden cambiar. Hay estudios que indican que las personas con este tipo de mentalidad tienden a evitar los desafíos y probar cosas nuevas por temor al fracaso. Simplemente se convencen de que no son capaces de hacer ciertas cosas.
Mentalidad de Crecimiento: Creer que con esfuerzo y perseverancia, las habilidades sí pueden cambiar. Se asocia a personas resilientes que buscan los desafíos y ven en ellos y en el fracaso oportunidades de crecimiento y aprendizaje, buscando nuevas estrategias para alcanzar sus logros.
Las personas no tienen una mentalidad u otra sino una combinación de ambas, moviéndose constantemente entre una y la otra. De todos modos, como papás/cuidadores podemos ayudar a desarrollar en nuestr@s niñ@s una mentalidad de crecimiento desde que son chic@s.
Nunca es muy temprano para empezar. Como dicen por ahí, es más fácil desarrollar un hábito que cambiarlo.
Algunas Ideas:
- Usa la palabra todavía. Cuando te diga "No sé andar en bicicleta", agrégale el todavía. "No sé dibujar bien", todavía.
- Felicita el proceso en vez del resultado. En lugar de “¡Eres tan inteligente!” Puedes decir “Te felicito por todo lo que trabajaste por resolver ese problema.” Hay estudios en donde se descubrió que las madres que elogiaban a sus guaguas durante los primeros años en base al proceso y no el resultado, tenían mejores logros escolares y más ganas de enfrentar los desafíos.
- Ten una actitud positiva hacia los errores y desafíos. Cuéntale anécdotas e historias en donde aprendiste de tus errores o superaste algo que te costó mucho hacer. Haz visible tus ganas por aprender cosas nuevas y enfrentar desafíos.
- Reflexiona con ell@s sobre sus fracasos. Cuando no logren algo, pregúntales, ¿qué crees que pasó? ¿Qué podrías hacer distinto una próxima vez? Así les damos el mensaje de que los errores no son permanentes.
- ¡Cree en ell@s y en su capacidad de desarrollarse! Esto se transmite.
- Para bien o para mal, evita las etiquetas como, “no es muy bueno para las matemáticas,” “es un artista innato.” En lugar de motivar, estas etiquetas pueden convertirse en limitantes.
- Léeles libros en donde los personajes no se dan por vencido o intentan superar cosas que les cuestan.
Es más fácil desarrollar un hábito que cambiarlo. Nunca son muy chic@s para empezar a trabajar este tipo de mentalidad. ¡Cambia algunas palabras y modela con el ejemplo y estarás al otro lado!